Hace una semana tuve la suerte de poder caminar por el valle Río blanco para acceder al Cerro Azufre (a la altura de Rancagua). El Valle es maravilloso, está rodeado de cumbres andinas y lo recorre el río blanco de principio a fin. No hay rastros humanos… solo vida y naturaleza.
Autor: Josefina Bello
Durante la aproximación, cruzando el río y sus vertientes, nos dimos cuenta de lo mucho que cambiaba el caudal del río a lo largo del día, e intuimos que los neveros debían estar derritiéndose muy rápido. Al llegar a ellos, lo confirmamos.
Los neveros son planicies de hielo que se forman a partir de la acumulación de nieve, la que, por diversas condiciones, no se derrite en verano. De esta manera, que pueden ir creciendo hasta formar pequeños glaciares. Sin embargo, si la forma del terreno cambia, o aumentan las temperaturas, el nevero puede disminuir e incluso desaparecer.
Desafortunadamente, la sequía y altas temperaturas de los últimos años han reducido el nevero a un nivel que es muy probable que desaparezca. La existencia de neveros es vital para mantener la flora y fauna del valle, así como también para alimentar ríos que abastecen de agua la zona central.
Duele ver cómo la naturaleza y los ecosistemas que tanto admiramos se debilitan al frente nuestro. Es muy triste darse cuenta de que tal vez no podamos compartir con nuestros hijos las aventuras que tanto amamos. Y es alarmante darse cuenta de que las reservas de agua se agotan y muchos no hacemos nada…
Comparto esto sin fin de juzgar a nadie en particular, sino para ayudar a que todos tomemos conciencia del uso de agua.


